Somos el Partido Intransigente José Artigas o simplemente "el PIJA"
Si después de afirmar de día y de noche, en vigilia o en sueños, sobrio o borracho, que los políticos son todos iguales, no serás tan cornudo de darles tu voto en octubre y noviembre.
¡En octubre, meté un PIJA en la urna húmeda de la Democracia!
¡Sólo el PIJA te hará disfrutar los goces de la República!
¡Sólo el PIJA se mostrará suficientemente firme y recto frente a tanta añagaza!
No hemos venido a recaudar votos de la masa imbécil que ha dibujado sobre el rostro de la democracia la fisura mental de un Joker siniestro.
Atención, partidarios del PIJA, hoy nos contamos con los dedos de una mano, pero mañana, seremos tantos como granos de arena se encuentran en la mar.
¿Os parece manida esta metáfora? Pues ahora veréis, ya que somos un cuchillo herrumbrado en la garganta de los banqueros, un hisopo en la nariz de los politicastros introducido para agujerear los ojos de la mente, una vacuna de siete dosis que los hundirá sin escalas en el noveno círculo del infierno, donde medran los traidores sodomizados de manera eterna por Satanás.
¿Queréis que os digamos la verdad? No somos como los demás partidos, temerosos de las palabras, eunucos de anos infundibuliformes que sólo dicen lo que debe decirse, lo que les dicen que debe decirse. No tememos decir la verdad, así que servimos a Satán Trimegisto cada vez que le enviamos un financista, un corredor de bolsa, un periodistucho para que hagan de carnaza del mal para que después los cague, y servimos al Dios y a la Diosa cada vez que enfrentamos a estas ratas de alcantarilla y revelamos La Verdad al Pueblo.
¡Vox populi, vox Dei! ¡La voz del pueblo es la voz de Dios y el PIJA es la voz del pueblo y la voz de Dios!
Votadnos en octubre y noviembre, pero si no queréis hacerlo, no lo hagáis ¡nada nos importa! Felices somos con nuestro rol de tábano que aguijonea vuestra vida confortablemente adormecida.